Las rutas de Villovela
Ruta 1: RUTA DE VALDAUVA (VALDOVA)
Se sale del pueblo por el gallinero del Severo, y se toma la carretera hacia Olmedillo. Llegados frente a la viña de Amador, se coge el camino de Valdigueño. A la izquierda tenemos las cuestas de Socastillo y a la derecha el arroyo de Pilella (conocido por Pilleta). Avanzamos por el camino de Valdigueño hasta llegar al espeso.
Pasado el espeso, se suba al monte de Landecastillo por la fuente blanca. Al llegar al paramo, se sigue el camino que se dirige hacia el chorro de Valdecubillas. No bajamos por él, sino que dirigimos a la derecha, hacia el este, por el llano de Peñahueca. Llega un momento en que el camino desaparece y vemos enfrente, a lo lejos, unos corrales. Es el pago de Valdeuva, en el término de Torresandino.
Desde allí podemos girar a la izquierda y bajar por camino de Valdova hacia Villovela. Para alargar esta ruta, a partir de los corrales, podemos adentrarnos, campo a través por unos perdidos, en los robledades de Valdoba y llegar hasta el final por el monte de Valdeuva, desde donde se divisa ya Torresandino.
Regresamos ya hacia Villovela por el borde del páramo, a lo largo de la cuesta de San Juan, divisando enfrente el convento. Llegamos al vértice geodésico y desde allí giramos, entre la espesura, hacia el sur, para tomar el camino de San Millán.
Bajamos por dicho camino y enseguida llegamos, entre campos de cereales y viñas, a Carrazarzas. Desde allí, lo mejor es seguir la carretera y, pasando frente al cotarro de las bodegas, entramos con ganas en Villovela. Podemos coger también el camino de Carrazarzas hasta la arboleda de Carrahuertas y, a continuación, llegamos con gozo a la Fuente.
Nota:esta ruta puede hacerse bien en tres horas de marcha.
Ruta II: RUTA DE LA NAVA (El navajo)
Salimos de la Fuente y tomamos el camino de la calzada hasta Santa Lucía. Allí se escoge el camino a la derecha de la ermita, que sube hacia el monte. Ya en la cuesta y al lado del camino hay unos huecos, sobre el asperón, de donde se extraía una arena blanca y fina.
Una vez subida esta primera cuesta, vemos a la derecha una viña grande del Isidro, que llega hacia el Regajo. En esa bifurcación, tomamos el camino de la Izquierda, que sube directamente al monte, pasando por el rehundido. Es un camino pedregoso por el que ahora no pasan tractores, pero que se puede usar bien si se va de marcha.
Al llegar al paramo nos encontramos con un cruce de caminos. El de la derecha se dirige a los Cascajos. El de la izquierda, al lado de un corral de ovejas, nos llevaría al Callejón. El de medio nos lleva al Navajo y a lo lejos podemos divisar el corral de Celerino, hacia el que nos dirigimos.
Superado este corral, el camino entra en un perdido. Hay que seguir avanzando por el en la línea recta hasta que el camino y el perdido se acaban y se entra en las tierras: las primeras, fincas alargadas hacia la suave hondonada que vemos en frente, son de Villovela. A continuación, ya en dicha hondonada, es el término de Torresandino.
De frente, en el horizonte se ve una espesa ceja de robles. Hay que dirigirse recto hacia allá en dirección norte. Aquella es la cañada real de 60 varas que iba por todo el páramo y llegaba a la sierra pasando por Lerma. Llegados a la cañada, giramos en dirección este, a la derecha, y nos dirigimos a los corrales de Torresandino. En medio de la cañada hay un ancho camino que nos llevara a las eras y tenadas donde trillaban los de este pueblo.
De esa eras y corrales sale, a la derecha, un camino en dirección sureste, con árboles al lado, y que se dirige hacia el convento. Tomamos esa ruta y, al cabo de un km, hay un cruce de caminos: escogemos el de la derecha, en dirección a Villovela, el camino de los cascajos. En ese camino encontraremos a mano izquierda, a unos 100m del camino, un vértice geodésico.
Pasamos los Cascajos y bajamos por el camino de Carraburgos, antigua cañada de 30 varas que procedía de Peñafiel y enlazaba con la anteriormente descrita en la zona de las tenadas que hace un rato hemos superado. Aprovechamos para “abrevar” con deleite en la fuente de Casivino, en pleno chorro de Carraburgos. Un rato después nos encontraremos en el moral de Santa Lucía, en cuya tentación caeremos, sin duda. Allí nos pondremos moradas, nunca mejor dicho. Merecido lo teníamos.
Nota: esta ruta se hace en tres horas de marcha. Se puede hacer
También en bicicleta toda ella, menos la subida al navajo.
Ruta III: RUTA DE PORTILLEJO
Se baja por el Camino Real, dejado a mano derecha la casa de Pablo y después, a mano izquierda, el Vivero. Se llega, por los Quiques, hasta la hundida bodega del Rin. Un poco mas adelante, a mano izquierda, el camino de Portillejo. Allí contemplamos los majuelos y los remolachares que han plantado los de Tortoles.
Rodeamos la cuesta de San Martín y avanzamos por el chorro de Portillejo, dejando a mano izquierda los espesos de Valdemadera y a la fuente del Cinco. Cualquiera de los cambios que salen a mano derecha suben al paramo y llegan a Guzman, ya en lo alto del paramo.
Hay que girar entonces a mano izquierda y subir a la loma de Portillejo (948m. de altitud) y avanzar por lo alto en dirección a Villovela hasta tocar el vértice geodésico del Instituto Geografico Nacional.
Siguiendo en esa dirección llegamos, al poco rato, hasta el valle de los Nogales. Si bajamos por ese valle y descendemos a lo largo de Vartiluengo, llegamos a Antarroa, dejando a mano izquierda las lomas de las Sumas. Pasamos, camino adelante, entre Antarroa y los majuelos y frutales de Padrillejos y nos acercamos a la carretera de Olmedillo.
Pasado el gallinero de Severo entramos, por fin, en Villovela.
Nota: esta ruta “pedestre” se hace en tres horas. Si se llega a
Guzmán, el paseo se prolonga, por los menos, una “horeja” más.
Ruta IV: RUTA DEL CHORRO DEL TIO PERICO
Nos vamos por la calzada hasta la ermita. Tomamos el camino del Callejón, a la izquierda del moral. Subiendo por el Callejón, brota al lado del camino una fuente que en años de lluvia fluye hasta la balsa.
Cuando llegamos al paramo tomamos el camino del medio, conocido como el camino de Antigüedad. A la izquierda dejamos el término del Carrascal. Avanzamos por el primer camino hasta meternos en el pago de Comuniegos y llegamos el hoyo del Verdugal.
Después de superar la Cabaña del Burrero, que queda entre unos majanos a la derecha del camino, tomamos el camino de la izquierda que se dirige hacia Tortoles, que es la Fuente del Venado. Por allí se divisan unos corrales de ovejas, ya en el término de Tortoles.
Ese camino va descendiente y nos lleva al chorro del Tío Perico. Bajamos por el hasta llegar a la presa. Bordeamos la presa por la derecha, seguimos bajando y dejamos a mano izquierda la ermita de San Isidro y unos nuevos planteles de viñas.
Con ello llegamos a la carretera, que atravesamos y nos dirigimos al río por el antiguo camino de Villovela. Atravesando el término del Pontón, pasamos por el puente romano y llegamos al cruce de caminos, donde se halla la caseta de Moisés y el pequeño vergel que allí se ha montado.
Subimos por el Camino Real. En el valle quedan la Encerrada, el molino del Rin y Moralejos. Pasada la casa de Pablo, entramos en Villovela por la avenida más elegante de la localidad.
Nota: Esta ruta se hace caminando en
unas tres horas y en bicicleta en hora y